Para los jóvenes del grado décimo del Instituto de Promoción Social, hoy el Departamento de Matemáticas les trae el Plan Lector donde se muestra que las dotes matemáticas no son exclusivas de los humanos: Siete especies que saben contar, lectura muy entretenida en la que encontraran como las carnivoras llevan las cuentas, las palomas que ordenan de mayor a menor y mejor no te cuento más.
PLAN LECTOR DE MATEMÁTICAS GRADO DÉCIMO
SIETE ESPECIES QUE SABEN CONTAR
Las dotes para la aritmética y el cálculo
no son exclusivas de los humanos. Las plantas carnívoras, las palomas, las
hormigas, los macacos e incluso los tiburones recurren a las matemáticas para
asegurar su subsistencia.
Carnívoras que llevan las cuentas
Crédito:
Scott
Schiller

Saber
contar no sólo es una habilidad útil si eres un bípedo pensante. Sin ir más lejos, la venus
atrapamoscas (Dionaea muscipula) hace cálculos para decidir
cuándo merece la pena atrapar una presa. Esta planta carnívora, que sólo recurre a la
ingesta de insectos o arañas como “plan B” cuando escasean los nutrientes del
suelo, tiene que pensárselo bien antes de capturar a una presa porque el gasto
energético que le supone es alto. Para
tomar la decisión sin cometer errores, cuenta el número de veces que una
posible presa roza los pelos sensores de sus hojas. Un único roce con el pelo sensor tiene el
riesgo de ser una falsa alarma, y no es suficiente para cerrar la trampa. Pero si se produce el segundo contacto en
menos de 30 segundos, las fauces de la planta se cierran y ésta empieza a
liberar jasmonato,
una hormona que estimula la producción de enzimas para digerir a la presa. A partir de ese momento, cuantos más contactos
se produzcan, más enzimas digestivas se liberarán. De este modo, la venus atrapamoscas se asegura
de que los números siempre salen a su favor.
Palomas que ordenan de menor a mayor
Crédito: Kasper Flörchinger
Pese a su fama de sucias
y torpes, las palomas pueden contar al menos hasta nueve. Así lo demostró Damian Scarg,
de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), en un estudio del que se hacía eco
la revista Science.
Lo sorprendente es que no sólo sabían
contar hasta nueve, sino que también eran capaces de aplicar una regla
abstracta: organizar las imágenes en una pantalla según el número de elementos
que contenían, de menor a mayor. Algo que hasta el momento sólo se había
observado en primates y humanos. Queda
por comprobar cómo se les dan las cuentas a partir de la decena.
Fractales para depredadores marinos
Crédito: P. Ayotte
Las matemáticas
fractales con las que Benôit Mandelbrot sorprendió
al mundo en los años ochenta no les son ajenas ni a los tiburones ni
a los peces
espada. Según un estudio
británico que publicaba la prestigiosa revista Nature en 2010,
estos depredadores marinos siguen un patrón de movimiento fractal llamado vuelo de Lévy,
que consiste en alternar una serie de movimientos cortos al azar de tipo browniano
con otros de trayectorias más largas. Esto permite recorrer largas distancias en el
menor tiempo posible y con el mínimo gasto de energía, y aumenta las
probabilidades de encontrar una presa que llevarse a la boca, según concluían
los autores. El patrón del vuelo de Lévy
también aparece en otras muchas especies, desde las abejas cuando buscan comida
hasta los cazadores de la tribu de los Hadza de
Tanzania.
Hormigas con contadores de pasos
Crédito: Max Planck
Institute for Chemical Ecology
Las hormigas del desierto (Cataglyphis
fortis) llevan un podómetro incorporado para asegurarse de
encontrar siempre el camino de vuelta a casa. Científicos alemanes de la Universidad de Ulm
descubrieron hace una década que estos insectos disponen de un contador interno de pasos, integrado en su
sistema nervioso, que se “pone a cero” cada vez que regresan al nido. Es más, tienen tan bien medidos sus pasos que
si sus patas se acortan o se alargan, cometen errores estimando la distancia
recorrida.
Plantas que
dividen
Crédito: Caltech/Adrienne
Roeder
La planta más estudiada en los laboratorios de todo el mundo
desde hace cuarenta años, Arabidopsis thaliana, puede
añadir un nuevo hito a su lista de hazañas: se ha descubierto que sabe dividir.
Durante la noche, cuando no dispone de
luz solar para convertir el dióxido de carbono en azúcares y almidón, debe
dosificar bien sus reservas de almidón para que duren hasta el alba. Y para hacerlo realiza una división aritmética bastante sofisticada,
según probaron hace poco científicos del Centro John Innes de Reino Unido. Para sus cálculos no opera moviendo las bolas
de un ábaco, sino que recurre a dos tipos de moléculas: las S (del término inglés starch,
‘almidón’), que informan de la cantidad de este azúcar disponible al llegar el
ocaso, y moléculas T, cuya concentración informa sobre el tiempo que queda
hasta la salida del sol.
Aves que saben contar
Crédito: Tony Willis
Las habilidades
aritméticas de la petroica neozelandesa (Petroica
australis), un ave de Oceanía, resultan igualmente sorprendentes. Científicos de la Universidad de Wellington
demostraron que, si a una de estas aves se le enseña una caja con dos gusanos y
después se le permite entrar escondiendo uno, el petirrojo no se deja engañar y
sigue buscando hasta que encuentra todos
los bocados que había contado en su primera ojeada. Otra especie
con dotes de contable es la focha (Fulica americana), que es capaz de llevar la cuenta
de cuántos huevos ha puesto en su nido.
Sumas mentales en los macacos
Crédito: California National Primate Research Center
Sin necesidad de asistir
a la escuela, los primates no humanos dominan las matemáticas. En concreto, un experimento del Centro de
Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Duke (EE UU) reveló que los macacos pueden hacer cálculos mentales y
aprobar un examen de aritmética no verbal. Y es que, si a uno de estos monos se le
muestran en una pantalla dos cajas que contienen diferentes cantidades de
puntos y, a continuación, se le ofrecen dos posibles resultados de la suma, con
una recompensa en caso de acertar, el animal realiza bien los cálculos en un
76% de los casos. En las mismas condiciones, el porcentaje de acierto en un
estudiante universitario es del 94%. Y ambos tardan lo mismo en responder: un
segundo. La tasa de acierto en las sumas mentales para los chimpancés se
queda a medio camino: un 90%. ¿Herencia de un ancestro común?
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