El Departamento de Matemáticas en cabeza de la Docente Margarita Gómez Dugarte preparó el siguiente Plan Lector : Místicos: El numerólogo y el filósofo.
PLAN LECTOR DE
MATEMÁTICAS – GRADO NOVENO
Místicos: El
numerólogo y el filósofo
Tomado del
libro (¿ES DIOS UN MATEMÁTICO? de Mario Livio)
Capitulo II
Pitágoras
Pitágoras
Pitágoras (ca.
572-497 a.C.) fue quizá la primera persona que fue a la vez un influyente filósofo
natural y un carismático filósofo espiritual. Para los
pitagóricos, los números eran entidades vivas y principios universales imbuidos
en todo, desde los cielos a la ética de los hombres. Así, los números no eran simples herramientas
para denotar cantidades: los números debían ser descubiertos, y eran los
agentes formativos que actuaban en la naturaleza. Todo el universo,
desde los objetos materiales como la Tierra a los conceptos abstractos como la
justicia, era número de extremo a extremo.
Que alguien quedase fascinado por los números no es quizá sorprendente de
por sí. Después de todo, incluso los
números más simples, los que aparecen en la vida cotidiana, tienen propiedades
interesantes.
Por ejemplo, los días del
año: 365.
Es fácil comprobar que 365 es la suma de tres cuadrados consecutivos: 365 = 102 + 112 + 122. Pero no acaba ahí: 365 es también igual a la
suma de los dos cuadrados siguientes 365
= 132 + 142.
O fijémonos en los días del mes lunar: 28. Este número es la suma de todos sus
divisores (los números que pueden dividirlo sin dejar resto): 28 = 1 + 2 + 4 + 7 + 14. Los números que
cumplen esta propiedad en especial se denominan números
perfectos (los cuatro primeros números perfectos
son 6, 28, 496, 8.218). Observe que 28
es también la suma de los cubos de los dos primeros números impares: 28 = 13 + 33.
Incluso un número tan vulgar como 100
posee sus propias peculiaridades:
100
= 13 + 23 + 33 + 43.
La obsesión de los pitagóricos por los números puede deberse a su preocupación
por dos actividades aparentemente aisladas: los experimentos con música y la
observación de los cielos.
Para comprender cómo se materializó esta misteriosa conexión entre los números,
los cielos y la música, debemos empezar por la interesante observación de que
los pitagóricos poseían una forma de representar los números
mediante guijarros o puntos, Por ejemplo, los números naturales 1, 2, 3, 4… los
representaban con guijarros ordenados en forma triangular (como se muestra en
la figura 1).
Concretamente, al
triángulo que se forma con los cuatro primeros números enteros (un triángulo de
diez guijarros) lo denominaron tetraktys (que significa
«Cuaternario» o «con la cualidad de cuatro»), y para los pitagóricos
simbolizaba la perfección y los elementos que la componen. Pitágoras pide a una persona que cuente y mientras
lo hace, «1, 2, 3, 4», Pitágoras lo interrumpe: «¿Lo ves? Lo que para ti es 4 es en
realidad 10.
El Tetraktys aparecía de forma inesperada incluso en el enfoque
científico de la música, el Tetraktys podía representar también las
proporciones matemáticas subyacentes a la armonía de la escala musical.
Pitágoras y los pitagóricos desempeñaron en la historia de la astronomía
un papel que, aún sin ser esencial, no era nada desdeñable. Estos entusiastas observadores del cielo
nocturno no podían ignorar las propiedades más evidentes de las constelaciones:
la forma y el número. Cada constelación se caracteriza por el número de
estrellas que la componen y por la figura geométrica que
estas estrellas forman. Los pitagóricos
quedaron tan cautivados por estas relaciones entre figuras geométricas,
constelaciones y armonías musicales con los números, que éstos se convirtieron
para ellos tanto en los ladrillos con los que estaba construido el universo
como en los principios en los que se basaba su propia existencia. No es sorprendente que la categórica máxima de
Pitágoras fuese: «El número es la esencia de todas las cosas.
Obsérvese que, al añadir siete guijarros dispuestos en forma de ángulo
recto (un gnomon) a un triángulo de 3 x 3 se obtiene un
cuadrado compuesto por dieciséis (4x4) guijarros. Se trata de la representación figurativa de la
propiedad siguiente: en la secuencia de números enteros impares 1, 3, 5, 7, 9…,
la suma de cualquier cantidad de números
sucesivos (empezando por el 1) da siempre como resultado un número cuadrado.
Por ejemplo: (Figura2)
1 = 12
1 + 3 = 4 = 22 1 + 3 + 5 = 9 = 32 1 + 3 + 5 + 7 = 16 = 42 1 + 3 + 5 + 7 + 9 = 25 = 52, etc.
Figura 2
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Para los
pitagóricos, esta relación íntima entre el gnomon y el
cuadrado al que «abraza» constituía un símbolo del saber, en donde el cognoscente «abraza»
lo conocido. Los números no se limitaban, pues, a ser una
descripción del mundo físico, sino que se suponía que eran así mismo la raíz de
los procesos mentales y emocionales.
El número cuadrado asociado con los gnomons podría haber sido
también el precursor del famoso Teorema de Pitágoras. Esta
célebre afirmación matemática establece que, en cualquier triángulo rectángulo
(Figura 3): el área de un cuadrado
formado a partir de la hipotenusa es igual a la suma de las áreas de los
cuadrados formados a partir de los otros dos lados.
Como se muestra
en el gnomon de la Figura 2, al agregar un número de
gnomon cuadrado (9=32) a un cuadrado de 4x4 se
forma, efectivamente, un nuevo cuadrado de
5x5: 32+42=52. Los números 3, 4, 5 pueden entonces
representar las longitudes de los lados de un triángulo rectángulo. Los números enteros que tienen esta propiedad
(por ejemplo, 5, 12 y 13, ya que 52+122=132) se denominan «tripletes pitagóricos»
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