YO SOY IPS

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LA FÁBULA DE LA DEUDA Y LOS BURROS

Para esta semana nuestro Plan Lector de Matemáticas viene enmarcado dentro de la Educación Económica y Financiera.  Busca ante todo el desarrollo de la competencia lectora en matemáticas y afianzar algunos conceptos económicos en nuestros estudiantes.

El Plan Lector elaborado por la docente del Instituto de Promoción Social, IPS, Mariela Arciniegas Fuentes incluye tres lecturas:  La fábula de la deuda y los burros, Imaginación para seguir siendo rico  y  Mi inversión.

LA FÁBULA DE LA DEUDA Y LOS BURROS: UNA EXPLICACIÓN DE LA CRISIS

Cuenta que se había pedido a un prestigioso asesor financiero que explicara de una forma sencilla la crisis, para que la gente lo entienda la gente de la forma más sencilla.  Este fue su relato:

"Un señor se dirigió a una aldea donde nunca había estado antes y ofreció a sus habitantes 100 euros por cada burro que le vendieran. Buena parte de la población vendió sus animales.  Al día siguiente volvió y ofreció mejor precio, 150 por cada animal, y otro tanto de la población vendió los suyos.  A continuación, ofreció 300 euros y el resto de la gente vendió los últimos burros.

Cuando no había más ejemplares disponibles, ofreció 500 euros por cada burrito, dando a entender que los compraría a la semana siguiente, y se marchó.  Al día siguiente mandó a la aldea a su ayudante con todos los burros, y los ofreció a 400 euros cada uno.  Ante la posible ganancia a la semana siguiente, los aldeanos compraron sus burros a 400 euros. Quien no tenía el dinero lo pidió prestado.  De hecho, compraron todos los burros de la comarca.  Como era de esperarse, el ayudante desapareció al igual que su señor y nunca aparecieron.  

Resultado: La aldea quedó llena de burros y de endeudados.  Los que habían pedido dinero prestado, al no vender los burros, no pudieron pagar el préstamo.  Quienes les habían prestado el dinero, se quejaron al ayuntamiento diciendo que, si no cobraban, se arruinarían, no podrían seguir prestando y se arruinaría todo el pueblo.  Para que los prestamistas no se arruinaran, el alcalde, en vez de dar dinero a la gente del pueblo para pagar las deudas, se lo dio a los prestamistas.  Pero estos, cobrada gran parte del dinero, sin embargo, no perdonaron las deudas a los del pueblo, que siguieron igual de endeudados. El alcalde había gastado el presupuesto del ayuntamiento, que quedó también endeudado.  Entonces pidió dinero a otros ayuntamientos, pero le dijeron que no podían ayudarle porque, como estaba en la ruina, no podrían recuperar lo que le prestaran.

Resultado.  Los listos del principio, forrados. Los prestamistas, con sus ganancias resueltas y un montón de gente a la que seguir cobrando lo que les prestaron más los intereses, incluso adueñándose de los ya devaluados burros con los que nunca llegarán a cubrir toda la deuda.  Mucha gente arruinada y sin burro para toda la vida.  El ayuntamiento, arruinado.  ¿Qué pasó al final? Para solucionar esto y salvar a todo el pueblo, el ayuntamiento bajó el sueldo a sus funcionarios.

La segunda lectura:

IMAGINACION PARA SEGUIR SIENDO RICO

Un millonario, llamémosle Antón, entra a un conocido banco en el centro de Nueva York y pide hablar con el gestor de préstamos de la entidad.  Por supuesto, no le indica que tiene una gran fortuna, él simplemente dice que va de viaje de negocios durante unas semanas, a otro país, y tiene que pedir prestada una pequeña suma de dinero, 10.000 dólares.  Como es lógico el banco inmediatamente le preguntó por la seguridad y garantía de devolución del futuro préstamo, después de todo, “no vamos a dejar libremente que cualquiera se lleve un buen fajo de dinero en efectivo”.
Ante la pregunta del banco, Antón señala hacia una ventana de la entidad donde a través de la misma se observa estacionado frente al inmueble un nuevo y brillante Ferrari.  Él les presenta las llaves y toda la documentación acreditativa de su propiedad sobre el vehículo, la cual es verificada y comprobada, por lo que el banco obviamente: ¿Cómo va a rechazar un cuarto de millón de dólares en garantía para un miserable préstamo de 10.000 dólares?
Antón salió de la entidad con sus 10.000 dólares y un empleado cogió las llaves y condujo el flamante Ferrari al garaje subterráneo del banco donde se le había asegurado a su propietario que: “El vehículo estaría guardado de la forma más segura posible”. Antón abandonó la zona se desplazó al aeropuerto y tomó su vuelo hacia tierras lejanas, creo que fue a China.
Pasadas dos semanas, un lunes por la mañana al poco de abrir el banco, se presenta Antón y devuelve en el mismo mostrador los 10.000 dólares que le habían sido prestados, más los intereses, que ascendían a unos 100 dólares.  El encargado de los créditos ordenó inmediatamente que el coche se sacara del estacionamiento y se aparcara frente al local y luego le preguntó a Antón: “Nuestro banco se enorgullece de una excelente información y servicio al cliente”, y después dijo: “En su ausencia se hizo una revisión de antecedentes, es de rutina, y descubrimos que en realidad es usted uno de los hombres más ricos de América. ¿Por qué necesita pedir prestado 10.000 dólares, simplemente no tiene sentido”.
Antón sonrió, recogió las llaves en el mostrador y dijo: “¿Me puede decir de que otra manera podría haber aparcado mi nuevo Ferrari en el centro de Nueva York durante dos semanas, por solo 100 dólares, y todavía esperar que a mi vuelta esté en perfectas condiciones? ”. Dicho eso, Antón salió por la puerta del banco y al encargado de créditos la apareció una sonrisa todavía más grande.
Y cierra el Plan Lector la siguiente lectura:
MI  INVERSION

Chente estaba muy contento de ver que sus amigos estaban tan interesados en aprender sobre Educación Financiera.  Entonces les dijo: —Ahorrar es tomar la decisión de guardar el dinero para gastarlo más tarde en algo que consideramos valioso.  En cambio, invertir es hacer que ese ahorro aumente, que “nuestro dinero trabaje” generando un dinero extra, una ganancia, a la cual se le conoce como rendimiento.

De esa forma, aumentan nuestros ahorros.  ¿Cierto, Chente? —preguntó Susi entusiasmada—.  ¡Yo quiero aprender a ahorrar y a invertir mi dinero! —¡Yo también! ¿Cómo lo hacemos? ¡Enséñanos, Chente, frotando sus manos (eso lo hacía cuando estaba muy contento), contestó: —¡Es súper sencillo, niños!  En lugar de que sus papás les entreguen su dinero, deberán de depositarlo en una cuenta de ahorro de inversión infantil en cualquiera de las entidades bancarias en Colombia.  Bancolombia ofrece la cuenta Banconautos para niños entre 0 y 13 años de edad, el banco BBVA ofrece para niños menores de 13 años la cuenta Blue Kids,  El Banco Caja Social
ofrece la Tuticuenta, un producto de ahorro dirigido a niños entre 7 y 17 años.  Entonces, Diego dijo: —Vaya, pues sí es sencillo, Chente… De esa forma, será más fácil llevar un control para no gastar mis ahorros en otras cosas que no tengo planeadas.  Y yo aprenderé a ahorrar mi dinero… ¡Ah! Y también a invertirlo. ¡Súper! — exclamó Susi.  Chente agregó, sonriendo: —Por cierto, en Banco Caja Social el monto de apertura es $10.000.  ¿Los tienen?  Los  dos  niños  exclamaron  contentos: —¡Sí! ¡Sí los tenemos.  Un poco más tarde, Diego preguntó: —Oye, Chente, ¿en verdad es seguro ahorrar e invertir nuestro dinero en estos bancos? No quisiera volver a perder mis ahorros.  Chente contestó: —¡Qué bueno que haces esa pregunta, Diego! Es súper seguro, pues el Gobierno es el que garantiza que no le pase nada a tu ahorro e inversión. —Ésas son muy buenas noticias, Chente— dijo Diego, feliz.

Como a Susi le gustaban las cosas claras, le preguntó al cochinito: —Chente, ¿qué tan fácil es saber cuánto dinero tengo ahorrado e invertido en estos bancos? —Podemos consultar el saldo de nuestra cuenta dirigiéndonos directamente al banco, o hacer esa consulta vía internet.  Es muy sencilla de hacer.  Claro, tus papás te deben ayudar. ¿Ves qué fácil?

Chente tomó un lápiz y dijo: —Los invito a que hagamos su Plan de Ahorro e Inversión.  Diego, quien no entendió muy bien, preguntó: —¿Nuestro qué…? El cochinito sonriendo contestó: —Un plan que les ayuda a establecer sus metas financieras.  En otras palabras, para qué van a ahorrar y en qué van a invertir su dinero, así como calcular el tiempo que les tomará reunir la cantidad que necesitan y a definir una fecha para cumplir esa meta.  Lo mejor es hacerlo por escrito.  Ahora, los invito a realizarlo. ¿Listos? Chente comenzó la lectura, mi Plan de Ahorro e Inversión:
Primero:  escribe tu meta financiera, piensa para qué vas a ahorrar
Segundo: ¿ya conoces el precio de aquello que quieres adquirir? busca en donde encontrar el mejor precio, la idea es cuidar tu dinero
Tercero: calcula el tiempo que te tomará reunir esa cantidad, busca un calendario para establecer una fecha para el cumplimiento de tu meta financiera 
Cuarto: busca un lugar seguro para realizar tu ahorro
Quinto: cumple con tu plan de ahorro 

Y si te gustan nuestro Plan Lector y quieres llevarlo al aula de clase, sólo tienes que hacer clic en la siguiente imagen, descargarlo e imprimirlo.
 Plan Lector de Educación Económica y Financiera



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