YO SOY IPS

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EL AMOR

PLAN LECTOR :  EL AMOR 
En cierto libro de matemáticas, un cociente se enamoró de una incógnita. El cociente enamorado proviene de una familia de importantísimos polinomios. Ella una simple incógnita de mezquina ecuación literal ¡oh! ¡Qué tremenda desigualdad! Pero como todos saben el amor no tiene límites y va del más infinito al menos infinito. Embargado, el cociente la contempló desde el vértice hasta la base, bajo todos los ángulos, agudos y obtusos. Era linda, una figura impar que se evidenciaba por mirada romboidal, boca trapezoidal y senos esféricos en un cuerpo cilíndrico de líneas sinusoidales. ¿Quién eres? Pregunto el cociente con una mirada radical. Soy la raíz cuadrada de la suma de los cuadrados de los catetos, pero puedes llamarme hipotenusa. Contestó ella con expresión algebraica de quien ama. Él hizo de su vida una paralela a la de ella hasta que se encontraron en el infinito, y se amaron hasta el cuadrado de la velocidad de la luz, dejando al sabor del momento y de la pasión, rectas y curvas en los jardines de la cuarta dimensión. Él la amaba, y el recíproco era verdadero. Se adoraban con las mismas razones y proporciones en un intervalo abierto de la vida. Luego de tres cuadrantes resolvieron casarse. Trazaron planes para el futuro y todos les desearon felicidad integral. Los padrinos fueron el vector y la bisectriz. Todo marchaba sobre ejes. El amor crecía directamente proporcional, Cuando ella estaba en sus coordenadas positivas concibió un par, al varón, en homenaje al padrino, la niña, una linda abscisa, ella fue objeto de dos operaciones. Eran felices hasta que un día todo se volvió una constante. 

Para este Plan Lector, se ha incluido una segunda lectura:

LAS NOVENTA MANZANAS
Un campesino tenía tres hijas y como quisiese, cierta vez, hacer una prueba de inteligencia a las jóvenes, las llamó y les dijo: - Aquí hay 90 manzanas que ustedes deberán vender en el mercado. María, que es la mayor, llevará 50; Clara recibirá 30 y Lucía que es la menor se quedará con las 10 restantes. María deberá vender siete manzanas por un tostão, las otras deberán vender también por el mismo precio, es decir siete manzanas por un tostão; si María resuelve vender a 300 reales cada una, ese será el precio al que Clara y Lucía deberán vender las manzanas que recibieron. El negocio debe ser hecho de modo que todas lleguen de vuelta a casa con la misma cantidad de dinero. -¿Y yo puedo dar de regalo alguna las manzanas que llevo?- preguntó María. - De ningún modo, replicó el viejo campesino. La condición por mi impuesta es esa: María debe vender 50, Clara debe vender 30, y Lucía sólo podrá vender 10. Las otras deben imitar el precio que venda María. Hagan la venta de modo que al final tengan todas iguales cuentas. Tostão" era una moneda no oficial de Brasil, que equivalía a 100 reales, Como las jóvenes se sintieron atrapadas, resolvieron consultar el complicado problema, con el profesor de la escuela que vivía en la vecindad. El maestro de escuela después de meditar algunos minutos dijo: - Ese problema es muy sencillo. Vendan las manzanas conforme a lo que el viejo determinó y llegarán al resultado que él les pidió. La jóvenes fueron al mercado y vendieron las manzanas; María vendió 50; Clara vendió 30 y Lucía, 10. El precio fue el mismo para todas y cada una reunió la misma cantidad de dinero. Díganos ahora, cómo las jóvenes resolvieron la cuestión. Solución: María inició la venta fijando el precio de siete manzanas por un tostão. Vendió de ese modo 49 manzanas, quedando con una restante y obtuvo de esta primera venta 700 reales. Clara, obligada a vender por el mismo precio, vendió 28 por 400 reales quedándose con un resto de dos manzanas. Lucía que disponía 10 manzanas, vendió 7 por un tostão quedando con tres restantes. A continuación, María vendió una manzana por un precio de 300 reales. Clara según la condición impuesta por su padre, vendió las dos manzanas que todavía tenía por el nuevo precio, es decir 300 reales cada una, obteniendo 600 reales, y Lucía vendió sus tres manzanas restantes por 900 reales, es decir, a 300 reales cada una. Terminó el negocio y es fácil verificar que cada una de las jóvenes obtuvo 10 tostãos.



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